En el desierto cálido no se puede pensar, la temperatura hace ver cosas que no son parte de la realidad. Este es el lugar donde la gente común vive, sueña y se aparea como conejos. Estos llenan con su hedor el planeta, no dejan dormir, pensar ni leer. Lamentablemente sus hijos llenaran la tierra, la destruirán y se irán.
Por esto no la heredaran los santos ni los más aptos, se borraran todos de la faz de la tierra.
Aquella que vi verde ahora yace roja a punto de explotar, mis hijos no te heredaran y no dejare que otros te hereden, el fin es inminente, solo alguien con la cabeza fría y ojos grandes te podrá detener.
Nefasta humanidad, destruyes tu nido para volar... ahora que no has dejado nada te vas, cual parásito devora su huésped, cual hijo mata a su madre. El cielo ya yace.
La tierra hierve bajo mis pies, el cielo inflames no deja respiro, este no es el Edén es el menhir de una raza anterior. Una que profeso un futuro aciago para una raza ácida que corroe todo lo que toca y crea. En el último instante el hombre se dará cuenta de sus errores y de su complicada existencia, que solo sirvió para crear una complicada ciencia y una ininteligible filosofía.
Solo hace falta que un hombre baje de los cielos, no de los eternos sino de los ideológicos, académicos, científico - epistemológicos, y se dé cuenta en el último segundo que una cabeza y un corazón frío no servirán para cambiar este mundo...
